Se calcula que una vez que a alguien de la familia se le han diagnosticado piojos, el 65% de las veces ya los tiene otra persona de la casa.

Las madres tienen piojos de sus hijos el 80% de las veces.

Los hermanos, un 65%. Las abuelas y niñeras, el 40%, y los padres, alrededor del 20%.

Por eso es tan importante examinar a todos los miembros de la familia para evitar la contaminación cruzada.

Los piojos son pequeños insectos o parásitos que se alimentan de la sangre del cuero cabelludo humano. Los piojos se transmiten de una cabeza a otra principalmente por contacto de cabeza a cabeza. Según los CDC, cada año se producen entre 6 y 12 millones de casos de piojos en Estados Unidos. No pueden sobrevivir más de 48 horas fuera de la cabeza y su vida dura unos 30-35 días. La hembra pone unos 8 huevos al día.

Cualquier persona con pelo.

El grado de limpieza o higiene personal de una persona tiene poco o nada que ver con el contagio de piojos. Los piojos son parásitos y la cabeza es el huésped: se alimentan de la sangre humana del cuero cabelludo sin importar lo limpio o sucio que esté el pelo. Si una persona de su hogar tiene piojos, todas las que vivan en su casa o estén expuestas durante un tiempo prolongado dentro de ella -como las canguros o los invitados que pernoctan- deben ser examinadas y posiblemente tratadas por un profesional. Si hay niños en edad escolar o preescolar afectados, notifíquelo a su escuela o guardería.

Las liendres, también conocidas como huevos de piojo, son bastante pequeñas (0,8 mm por 0,3 mm) y de forma uniforme. Varían de color antes y después de la eclosión, pero suelen ser marrones o tostadas y de forma ovalada. Algunos parecen blanquecinos tras la eclosión, pero siguen siendo de color canela si se colocan sobre una superficie blanca. Las hembras de los piojos depositan las liendres en el tallo del pelo, cerca del cuero cabelludo, donde la temperatura es perfecta para mantenerlas calientes hasta que eclosionan y se convierten en crías de piojo (ninfas). Las liendres están protegidas del desprendimiento del tallo piloso por el “pegamento” con el que las adhiere el piojo hembra. No se pueden eliminar fácilmente cepillándolas, lavándolas con champú o sacudiéndolas como si fueran caspa.

El síntoma más común (si lo hay) es el picor, que se produce como reacción alérgica a una enzima de la saliva del insecto. No todo el mundo es alérgico, por lo que muchas personas no muestran ningún síntoma. El picor también es una sensación común debida a otras razones (cuero cabelludo seco, afecciones cutáneas, cambios hormonales, alergias, etc.), por lo que siempre se recomienda una revisión con un peine antipiojos para descartar otras causas.

También pueden aparecer algunos bultos rojos en el cuero cabelludo y detrás de las orejas.

Los piojos pueden propagarse cuando hay contacto directo de cabeza a cabeza con una persona infestada. Dado que los piojos suelen propagarse rápidamente entre grupos que mantienen un contacto estrecho, como escolares, equipos deportivos, familias y otras actividades extraescolares, es importante un tratamiento rápido con un servicio profesional para minimizar la propagación.

Es posible, pero muy poco probable, contraer piojos por compartir objetos como cepillos, sombreros, almohadas, etc.

Un estudio de 2016 descubrió que los piojos resistentes se han extendido a todos los estados de EE. UU. “Superpiojos” solo significa que los piojos se han vuelto resistentes a los tratamientos convencionales de venta libre.